FASES
INTRAPSÍQUICAS DE LA ACCIÓN DELICTIVA
EL ACTO DELICTIVO REPRESENTA PARA EL JURISTA todo un material de estudio; para el
psicólogo, no es más que una fase explícita en que culmina y se descarga un
proceso psíquico de paulatina carga delictógena, cuyos momentos iniciales se
remontan en el pasado individual.
Todo delito pasa por diversos estadios intrapsíquicos que pueden ser o
no conscientes.
Las circunstancias inherentes al sujeto son independientes del delito, inclusive pueden ser anteriores al mismo. Son las llamadas "circunstancias subjetivas" que se refieren a condiciones anímicas que movilizan la acción en un momento dado. Para entender el proceso del delito tomemos como ejemplo a una persona hambrienta que contempla un oloroso pan en una vitrina:
Las circunstancias inherentes al sujeto son independientes del delito, inclusive pueden ser anteriores al mismo. Son las llamadas "circunstancias subjetivas" que se refieren a condiciones anímicas que movilizan la acción en un momento dado. Para entender el proceso del delito tomemos como ejemplo a una persona hambrienta que contempla un oloroso pan en una vitrina:
El delito se inicia con las siguientes fases:
1. La Tendencia.- En esta primera fase surge a veces difusamente o con precisión la idea delictógena, están presentes en el pensamiento la finalidad y objetivos prohibidos pero logrables para poner en marcha el proceso delictógeno. Surge primero lo que los escolásticos llamaban la tentación.
2. El Deseo.- Es
impulso a la satisfacción de una necesidad. En esta fase, la tendencia cobra
fuerza y claridad del objeto prohibido. Al sujeto empieza a gustarle la idea.
3. Deliberación Conflictual.- En ésta fase aparece una antítesis. El sujeto entra en una deliberación
conflictual, piensa en el pro y contra del delito. La idea delictiva puede ser
rechazada o puede ser ejecutada convirtiéndose en un delincuente.Es capaz de
sufrir dos procesos: el primero, quedar anulada en el agente; y, segundo, salir
de él y proponer a otro el acto delictivo.
En un individuo que se debate entre satisfacer su hambre, cometer el
delito de robar el pan o retirarse de allí y postergar una necesidad apremiante
para él, seguramente que se impondrá la necesidad instintual, antes que las
normas establecidas en la sociedad. Esta situación del robo con rotura de la
vitrina, es diferente de aquella en que rompe una vitrina para robar una joya.
Las condiciones psicológicas son diferentes. En la apreciación del delito deben
tenerse en cuenta estos elementos.
4. Decisión.- Esta fase se denomina también de resolución, porque el sujeto se transforma en delincuente potencial, por tener el propósito de "lo voy a hacer". El sujeto piensa, cuándo, dónde y cómo realizar el acto delictivo, y los medios que mejor aseguren el éxito de la acción.
Esta preparación no siempre es consciente y se efectúa en muchos
individuos, una vez formulada la idea y resuelta la duda. Se sienten aliviados
de su angustia (catarsis) y satisfechos sin llegar al hecho delictivo. Es
importante considerar, estos antecedentes para saber si el delito fue
premeditado o no.
5. La Acción
o Ejecución.- Es el paso a la
ejecución del objetivo propuesto. Es de mucho interés tanto para el psicólogo
como para el juez, pues constituye el límite entre el predelito y el delito
propiamente dicho.
FACTORES DE LA
CRIMINALIDAD
Primero, hagamos una diferencia terminológica, entre la causa y el
factor. Cuando analizamos la criminalidad no debemos hablar de causas sino de
factores, si analizamos individualmente un hecho criminal, hablamos de la causa
que produjo ese efecto en un sujeto determinado. Sin embargo, hay autores que
utilizan como expresiones sinónimas, la causa y el factor. A nivel conductual
estudiamos los factores: crímino-impelentes y crímino-repelentes; los factores
predisponentes, preparantes y desencadenantes y los factores endógenos y
exógenos. Estos factores van a favorecer la comisión de conductas antisociales
que están calificadas como delitos.
FACTORES CRIMINO-IMPELENTES Y CRIMINO-REPELENTES.
Los factores crímino-impelentes, estimulan una conducta antisocial; mientras los factores crímino repelentes, van a servir como inhibidores. Enunciamos aquella ley que expresa que a toda acción corresponde una reacción; en Criminología, para llegar a la conducta antisocial, tenemos dos hipótesis:
Los factores crímino-impelentes, estimulan una conducta antisocial; mientras los factores crímino repelentes, van a servir como inhibidores. Enunciamos aquella ley que expresa que a toda acción corresponde una reacción; en Criminología, para llegar a la conducta antisocial, tenemos dos hipótesis:
1. Cree que el sujeto
tiene activantes comunes, casi normales, pero comete una conducta antisocial porque
los inhibidores son muy escasos, y al no tener obstáculo, el sujeto llega a la
conducta desviada.
2. Se presenta cuando
los inhibidores son varios y suficientes, pero el sujeto está tan activado,
tiene una enorme predisposición a la conducta antisocial, que pasa por encima
de los inhibidores, los anula, y llega al delito.
Los inhibidores pueden ser jurídicos, políticos, económicos, físicos,
morales, religiosos, etc., es más, un mismo factor puede ser al mismo tiempo o
en diferentes sujetos un impelente o repelente.
El factor religioso es inhibidor y debe funcionar y operar como
repelente, en ocasiones se convierte en un activante. Pensemos en la santa
inquisición: los católicos, en nombre de dios, mataron a mucha gente.
Nosotros creemos en la eficacia de los factores crimino-repelentes; por
ejemplo, cuando el vértigo de la velocidad (factor crimino-impelente) se
apodera de nosotros y vamos a un exceso de velocidad, al ver una patrulla de la
policía, inmediatamente bajamos la velocidad. Observamos, entonces como
funciona el inhibidor y nos desactiva.
Para un adecuado dictamen criminológico, debemos tener en cuenta tanto
factores crimino-impelentes como los crimino-repelentes. La peligrosidad del
sujeto sólo puede fijarse conociendo, valorando y comparando ambas fuerzas.
Para el tratamiento es fundamental considerar qué inhibidores se
refuerzan y qué activadores deben eliminarse. La terapia no puede reducirse
simplemente a desactivar los crimino-impelentes y crear o reforzar los
inhibidores.
En ocasiones los factores crimino-impelentes no son eliminables
(pensemos en enfermos incurables), hay casos en los que no conviene
eliminarlos, pues no todos los activantes son en sí nocivos; así, la
agresividad bien encaminada es benéfica, el impulso sexual es normal, etc. En
estos casos, toda la energía debe canalizarse hacia algo útil.
Por otra parte, no siempre es adecuado reforzar o crear inhibiciones,
pues podemos lograr un efecto contrario al deseado; pensemos por ejemplo que
una violenta represión policiaca puede llevar a una escalada de violencia.
La sociedad presiona en tal forma al delincuente, tratando de inhibirlo,
que produce el efecto contrario, es decir lo lanza al delito.
Mientras más violentamente es presionado el infractor, reacciona con
mayor violencia; y mientras es más violento, la reacción social es peor,
llegándose a un mecanismo de retro-alimentación y a una escalada de violencia.
FACTORES PREDISPONENTES, PREPARANTES Y DESENCADENANTES
La comprensión de estos factores nos permite conocer la secuencia
seguida hasta llegar a cometer un hecho y saber la dinámica criminal. A los
factores criminógenos se los ha dividido de acuerdo a su función, en
predisponentes, preparantes y desencadenantes.
Factores Predisponentes.-
Predisponer quiere decir disponer anticipadamente algunas cosas o el ánimo de
las personas para un fin determinado. Los factores predisponentes son de
naturaleza endógena, y pueden ser biológicos o psicológicos.
Factores Preparantes.-
Estos factores son generalmente exógenos, vienen de afuera hacia adentro, como
la provocación en una pelea, el alcohol, etc.
La influencia del alcoholismo en los delitos violentos, es evidente.
Este factor realiza una doble función que es importante conocer: acentúa los
activantes, además tiene la fundamental característica de aniquilar los
inhibidores. Analicemos brevemente.
El alcohol acentúa todos los factores que llevan hacia el crimen, así:
el sujeto con unas dosis en su organismo se torna más alegre o más triste si
tiene esta predisposición. Si es un sujeto depresivo, al cuarto alcohol ya
estará llorando; si es un sujeto agresivo estará deseando pelear. Quiroz Cuaron
explica el alcoholismo en tres etapas: la del león que siempre es el todo
poderoso, la del mono que es gracioso, y la del cerdo en el suelo.
El alcoholismo en la primera etapa, acrecienta su natural agresión,
aumenta el instinto sexual; a la tercera dosis se siente mucho más excitado e
incitado a todos los niveles.
Desaparecen, al mismo tiempo, los inhibidores: el sujeto puede realizar
cosas que jamás haría en público: es capaz de hacer un strip-tease, o manejar a
120 kilómetros
por hora, porque ya no hay freno, ha perdido sus inhibidores.
El alcohol es factor preparatorio del delito en razón de la conocidas
alteraciones psicosomáticas que produce, a saber: fallas en el sistema
perceptivo, obnubilamiento en la ideación, deficiencias en la capacidad
atentiva, hiperemotividad, y, en general, relajamiento paulatino de los frenos
inhibitorios con el consiguiente aumento de la agresividad.
Factor Desencadenante.-
Este factor precipita los hechos, es el punto final del drama. Es la gota que
derrama el vaso; en ocasiones, puede ser el más absurdo o el más
desconcertante. Por desgracia, este factor es el que más se tiene en
consideración, igual que la opinión pública. En ocasiones los jueces lo
utilizan principalmente para sus decisiones.
El factor desencadenante puede ser interno o externo, la agresión verbal
o física, el "corto circuito" de un cerebro dañado, la muerte de un
ser querido, la alucinación del psicótico, etc. Analicemos un ejemplo:
Un trabajador, pequeño, inteligencia normal, soltero, vivía solo con su madre, introvertido, de buen humor, muy tranquilo, su trabajo consistía en anotar quién entraba y quién salia. Había también un trabajador que contrastaba con él (alto), todos los días entraba y le daba una palmada en la nuca diciendo: Buenos días, enano.
El día anterior al crimen, este trabajador le pidió a su novia
matrimonio; la novia, reacciona burlándose de él; su respuesta es: "Cuando
crezcas me avisas y es posible que me case contigo", y se va riendo. El
individuo se siente defraudado, pasa la noche bebiendo, llega sin dormir al
trabajo y muy temprano empieza a pasar lista a los que llegan, con un total
automatismo. Al llegar, el corpulento sujeto le saludó en forma habitual con un
golpe en la nuca. El hombre responde atacándole y asesinándole. En la crónica
roja se destaca el escándalo periodístico: "Salvaje trabajador mata a su
compañero por decirle enano". Analizando los factores, vemos que nuestro
sujeto había llegado a su límite; bastaba un pretexto para hacerlo explotar y
la víctima fue el sujeto que tuvo la mala suerte de desencadenarlo.
El factor desencadenante es mínimo: una broma cotidiana que, en este
caso, no fue soportada, y produjo una reacción desproporcionada.
DINAMICA
Si un sujeto tiene una escasa predisposición criminal, necesitará de una
enorme preparación para el delito, así: un sujeto con una pequeña
predisposición (normal) de camino a su casa, es asaltado por un grupo de
delincuentes, el factor desencadenante es tan intenso, que el sujeto reacciona
con una conducta que, en principio, puede ser antisocial. En contraste, un
sujeto con excesiva predisposición al delito, un criminal psicópata, que va a una
cantina, se toma un par de tragos (factor preparante), se siente "muy
hombre", en esos momentos entra un sujeto que le queda mirando sin
quererlo ofender. El psicópata reclama por la mirada y va a la agresión. La
reacción es brutal ante el factor desencadenante que, en este caso, es mínimo.
FACTORES ENDOGENOS Y EXOGENOS
Los factores criminógenos se dividen en dos: factores exógenos y
factores endógenos.
Los factores exógenos son aquellos que se producen fuera del individuo.
Los factores endógenos, son aquellos que están dentro del individuo y se
encaminan hacia afuera.
A los factores exógenos, Ferri los denominó telúricos (temperatura,
lluvia, precipitación pluvial, fases lunares, terremotos, temblores, ciclones,
etc.).
Tenemos los factores sociales: la familia, barrio donde se vive; si la
familia está integrada o desintegrada, cuántos hijos tiene, la pandilla con la
que el sujeto se reúne, clase social a la que pertenece. etc.
Igualmente influyen los factores sociales, el medio donde vive el sujeto antisocial, y cómo influyó la sociedad en conducirle al delito, su ambiente cultural y económico; debemos estudiar a su familia, si está integrada o no, cómo es su biografía, cómo ha vivido, qué posibilidades de satisfacer sus necesidades tiene, dónde trabaja, etc. Cuando terminemos de realizar éste estudio, podremos decir por qué cometió ese sujeto un hecho antisocial, y decir que tan responsable es. Mientras tanto no hacemos justicia, ni podremos jamás aplicar una sanción. El estudio criminológico del sujeto debería ser previo a la sanción, no posterior. Dentro de los trastornos de la personalidad, los que presentan mayores rasgos de peligrosidad son: los paranoides, esquizoides, esquizotípico, límite e histriónico.
PELIGROSIDAD
Los que sufren de estos trastornos de personalidad pueden ir desde el
excéntrico inofensivo hasta el asesino de sangre fría. En los últimos años se
ha estimado que por lo menos la mitad de los que buscan ayuda para un problema
psíquico exhiben señales de esta clase de trastornos.
Garófalo, (1878) introdujo el concepto de peligrosidad a la Criminología, para
después desdoblar el concepto en dos: capacidad criminal y adaptabilidad
social.
La capacidad criminal considera a la perversidad constante y activa de
un delincuente y la cantidad de mal, que se puede esperar del mismo.
La adaptabilidad social, es la capacidad del delincuente para adaptarse
al medio en que vive.
Se reconocen cuatro formas clínicas de estado peligroso, a partir de
estos conceptos de Garófalo.
1. Capacidad criminal
muy fuerte y adaptabilidad muy elevada. Es la forma más grave (cuello blanco,
político, financiero, industrial, etc).
2. Capacidad criminal
muy elevada y adaptabilidad incierta. Es la forma menos grave, pues su
inadaptación atrae la atención sobre ellos (criminales profesionales,
delincuentes marginados, etc.).
3. Capacidad criminal
poco elevada y adaptación débil (constituye la clientela habitual de las
prisiones, principalmente inadaptados psíquicos).
4. Capacidad criminal
débil y adaptabilidad elevada (tienen reacciones ligeras de estados de peligro
delincuentes ocasionales y pasionales).
Como podemos observar, en el primer caso presenta un estado peligroso
crónico, los dos intermedios un estado peligroso marginal, y el último un
estado peligroso episódico.
Podemos decir que la peligrosidad es la potencialidad del agente humano
para atentar contra las leyes de la evolución social. Esto justifica las
medidas preventivas. A base de una comprobación científica del estado de
peligrosidad antes de que se haya cometido el delito. La peligrosidad-causa y
la temibilidad-efecto, se miden por los índices psicológicos, biológicos,
antropológicos y sociales del individuo, por el análisis de la vida anterior y
de la vida posterior al momento de la delincuencia; y por el estado de los
móviles, circunstancias y densidad antisocial del delito cometido.
La peligrosidad puede sospecharse a través de la reconstrucción del
comportamiento social anterior al crimen, tomando en cuenta aquellas reacciones
minuciosas que se ha presentado de una manera repetida, circunstancial, o
periódica, desde la niñez del individuo. No se trata, de una anamnesis
criminológica, sino de la sistematización de las formas y particularidades del
comportamiento social, en función del medio. Este examen, a más de
proporcionarnos elementos de estimativa individual, facilita el entendimiento
de muchas características sociales, es decir, enfatiza las particularidades del
medio.
EL DIAGNOSTICO
El objetivo del diagnóstico psicológico es precisar el grado de
peligrosidad del sujeto en estudio. Para llegar al diagnóstico, aparte de los
especializados, (médico, social) deben realizarse los diagnósticos parciales,
uno de capacidad criminal y otro de adaptación social.
Para conocer el grado de adaptación y de adaptabilidad (o
inadaptabilidad) del sujeto, se tienen en cuenta los aspectos dinámicos de la
personalidad, así como la situación del sujeto, su status, aptitudes físicas,
sensitivas, emocionales, intelectuales, etc.
PRONOSTICO
Generalmente el pronóstico hace referencia a la reincidencia, trata de
predecir si un sujeto que ha cometido una conducta antisocial volverá a
realizarlo.
En este aspecto es importante manifestar que hay dos tipos de reincidencia, una genérica y otra específica:
En este aspecto es importante manifestar que hay dos tipos de reincidencia, una genérica y otra específica:
1. La genérica, es
aquella cuando el reincidente comete una conducta antisocial diferente a la que
realizó anteriormente.
2. La específica, es
aquella cuando el hecho cometido es el mismo, es similar al primero.
TRATAMIENTO
Es el conjunto de normas y técnicas que se utilizan para reestructurar
la personalidad alterada del delincuente y hacerlo un hombre de bien en el
núcleo familiar y social. Generalmente al hablar de tratamiento se piensa en
tratamiento carcelario, lo que indudablemte es un error, pues debe entenderse que
éste es el último recurso clínico.
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